La historia del átomo inicia 450 años antes de Cristo con las afirmaciones postuladas por el filósofo griego Demócrito de Abdera. El filósofo se interesó por el descubrimiento de las sustancias esenciales que contienen todas las sustancias. Él aseguró que la materia podía ser dividida indeterminadamente en partículas cada vez más diminutas hasta llegar al punto más indivisible de aquella materia, a las que Demócrito llamó átomos, palabra que en griego significa inseparable. Así que, la materia se componía de átomos y estos eran inseparables, de manera que Demócrito marcó una distinción entre los pensadores anteriores, que nombraron elementos átomos a elementos como el agua, el aire y el fuego. Demócrito afirmó, que estos no eran átomos en sí mismo, sino que estaban compuestos por miles de ellos.
Pasaron más de 2 mil años y los hombres siguieron elaborando teorías sobre la materia y los elementos que la conformaban; Aristóteles, filósofo griego, decía que el mundo material se componía de cuatro elementos indivisibles: agua, aire, fuego y tierra.