Al ver este video nos damos cuenta de algo muy importante:
el aire no está vacío. Aunque a simple vista parezca limpio, está lleno de partículas diminutas que se quedan suspendidas y que respiramos todo el tiempo. Algunas son polvo, otras vienen del suelo, de los autos, de la industria o incluso de actividades dentro de la escuela.
Lo interesante es que son tan pequeñas que normalmente no las vemos, pero aun así pueden afectar nuestra salud y al ambiente. Este descubrimiento nos lleva a una pregunta clave para seguir avanzando en el proyecto:
👉 ¿Cómo podemos entender o medir algo que casi no se ve?
No basta con saber que hay partículas; necesitamos saber cuánta cantidad hay, porque esa cantidad puede marcar la diferencia entre un ambiente sano y uno contaminado.
Por eso, en las siguientes actividades aprenderemos una forma muy útil de expresar cantidades muy, muy pequeñas de sustancias: una unidad que nos permitirá comparar, analizar y entender qué tan grave puede ser un contaminante, aunque esté presente en proporciones mínimas.
Esta unidad se llama partes por millón, y nos ayudará a interpretar mejor lo que vimos en el video y lo que está presente en nuestro entorno, incluso si no lo podemos ver a simple vista.
Si las partículas contaminantes que vimos en el video casi no se ven…
¿cómo podríamos saber si hay pocas, muchas o suficientes para dañar nuestra salud o el ambiente?
Justo esa pregunta se la hizo un científico hace cientos de años:
¿cuánta cantidad de una sustancia es suficiente para causar daño?
Él descubrió algo fundamental que todavía usamos en toxicología.